El año pasado me propuse ir al menos una vez al gimnasio durante 2008. No lo logré.
El 1 de enero de 2009 volví a decir lo mismo, y que lo haría en enero. Volví a fallar, pero hoy por fin he ido al gimnasio. Lo único bueno es que no pago una cuota mensual, sino que compré un bono de 10 pases la semana pasada, por lo que si no voy al gimnasio, como mínimo no me quitan pasta cada mes. Eso es lo bueno, y conociéndome... mejor así, siempre estoy a tiempo de abonarme.
He ido a hacer piscina, directamente. El primer largo ha ido bien, he llegado, he descansado un momento y a por el segundo. Y en mitad del segundo creía que no sería capaz de finalizarlo, mis piernas y brazos han empezado a quejarse. ¡Cómo cansa nadar! Sobretodo cuando llevas diez años de inactividad (que se dicen pronto). Al final he hecho diez o doce largos y he aprendido que cuando nado de espaldas mis brazos no impulsan mi cuerpo y todo el trabajo lo hacen las piernas (estoy corrigiéndolo). He salido de la piscina y me he ido a la sauna (la seca) y no sé si habré aguantado dos minutos en ella, lo suficiente para pensar que me iba a achicharrar viva ahí dentro. He salido, relax al lado de la piscina unos cinco minutos y me he metido cautelosa al jacuzzi, a que los chorros de agua machaquen mis michelines.
Tengo ahora mismo el cuerpo entre dolorido y anestesiado, quejicoso porque mis músculos estaban muy acostumbrados a la inactividad. He visto que los sábados por la mañana hay muchos papás y mamás con bebés en una piscina aparte, algunos jubilados y muy pocos cuerpos danone. Y la verdad, una se anima, porque si voy con mis malas formas físicas y me encuentro que todos han sido sacados de escuelas de modelos... pues cómoda no habría estado.
Hace unas semanas me di cuenta de que necesitaba ir al gimnasio por salud. Al ir a mi clase de inglés, para la cual hay que subir tres pisos de escaleras, al llegar arriba llevaba el corazón desbocado por el esfuerzo. Por tres pisos de escaleras, ejem, a este paso el día que se me estropee una escalera mecánica del metro voy a entrar en shock nervioso. Así que por salud, y por estética también, me he propuesto ir al menos una vez por semana. Ahora con el subidón de haber hecho ejercicio me autoprometo que voy a seguir haciéndolo. Veremos cuánto dura.
Por ahora, me voy a comer fuera con mi marido para celebrar que los dos hemos ido al gimnasio tras años de inactividad. Procuraré portarme bien al pedir mis platos :P
PD. Ninguno de los gorros es mio (es blanco liso). Pero el del cerebro me ha parecido muy apropiado por hacer deporte con cautela. Los otros cuatro me han encantado, lástima que no me van a combinar con mi bañador rojo :D
1 comentario:
¡Bien. bien, bien! Nos alegramos de que cumplas este proposito de hacer ejercicio, ya que en esta casa nuestro celíaco pequeño es el único que hace ejercicio de verdad y los demás lo hicimos hace tiempo (hasta de competición), pero ahora no hacemos nada y tenemos que recuparar por nuestra salud.
Besotes,
Ana y Víctor.
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