sábado, 20 de septiembre de 2008

Toscana - II

...o Florencia, la capital de la Toscana.

Grandiosa, apabullante, majestuosa, impresionante.


Comenzamos nuestro rumbo un tanto desorientados porque llegamos cerca de la hora de comer de los petisos (Xavi & Jana, de casi casi un añito entonces), y nos marcamos el objetivo de encontrar uno de los restaurantes sin-gluten seguros de la lista. Lo encontramos en una calle llena de tiendas antiguas de papel, de joyería y bisutería, de ropa y calzado artesanal, de decoración,... y lógicamente el camino al restaurante se alargó porque el sector femenino estaba pendiente de mirar todos y cada uno de los escaparates.

En el restaurante "Firenze Vecchia" nos atendieron unos camareros profesionales (de los que ya no se encuentran, personas que han ejercido esta profesión durante muchos años, ¡y cómo se nota!) y comí ensalada de setas y spaghetti con salsa de pommodori. Los postres fueron un tanto decepcionantes para todos pero el café estaba buenísimo.

Al salir Maria iba diciendo que no encontraba Florencia tan espectacular como pensaba. Y me iba diciendo esto cuando llegamos a la fachada trasera del duomo de Florencia. Nos quedamos atónitas al ver la enorme cúpula y la fachada trasera totalmente recubierta de mármol blanco y verde. Tras la primera impresión y tanda de fotos seguimos caminando para darle la vuelta a la catedral. Y la visión de la fachada lateral, con el campanile al lado... ¡¡¡Qué impresionante!!!

Y lo mejor: subir a la cúpula y ver Florencia desde lo más alto del duomo. ¡¡¡Aaahhh qué vistas!!! Merece la pena pagar los 6€ y subir los cuatrocientos y pico escalones (algunos de ellos de casi medio metro de altura) para ver Florencia desde lo alto. Al ir con los petisos y no haber ascensor tuvimos que turnarnos para subir, primero las chicas, después los chicos. Esto alargó mucho la visita, pero lo aprovechamos para tomar helados y café justo enfrente del duomo, todo un lujo por las vistas y por el precio :P



Acabamos la tarde en la Piazza della Signoria dominada por el impresionante Palazzo Vecchio (cuánto gana este edificio en vivo) y haciendo volar a los petisos con el consiguiente dolor de brazos por mi parte. Un rápido paseo por la Galeria degli Ufizzi y el Ponte Vecchio puso el punto final a la jornada turística, y la cena en "La Grotta Guelfa" con un vino blanco Sauvignon fue la guinda del pastel.

1 comentario:

RID dijo...

Gràcies pel comentari! Quines fotos tan xules...em fan venir ganes de tornar a la Toscana.
petons