lunes, 28 de septiembre de 2009

Puente de la Mercè en Valencia

Han sido las fiestas de la ciudad de Barcelona, la Mercè, el 24 de septiembre. Al caer en jueves este año, tanto mi marido como yo hemos conseguido tener puente (en mi caso descontando de vacaciones) y nos hemos ido a Valencia huyendo de las aglomeraciones de estas fiestas.

Allí hemos ido a aprovecharnos de la hospitalidad de R&L, una encantadora pareja que conocimos en un viaje organizado y a los que hacía más de dos años que no veíamos. R&L han aumentado su familia y hemos conocido a la señorita Celia, un encanto de pequeñina de casi dos años que nos ha robado literalmente el corazón. ¡Qué ricura! ¡Qué simpática! Decíamos a sus padres que nos la llevaríamos metida en la maleta, y hemos tenido tentaciones de hacerlo realmente :D



¡Cómo la echamos de menos! Seguimos imitándola en casa a grito de "toma toma" o de "tranquiiila celia tranquiiiila" tal y como lo decía ella. Y lo mejor es que ella también nos ha cogido cariño y quería jugar con nosotros, por algo nos auto-denominamos "los titos guays" :D



Su natalicio lo puse en la entrada Natalicios de este blog el 2 de enero de 2008. Afortunadamente ya no tiene este aspecto porque encontré a posteriori la técnica para tensar la tela bien y eliminar las arrugas que se ven en la foto. Ventajas de no entregarlo enseguida :D


Además tengo familia en Valencia, mis primos P&M que me dieron mi primer "sobrinín" y que ¡cómo pasa el tiempo! ya casi tiene cinco años. Mi sobri mayor se llama Marcos y es guapísimo, cariñoso, tierno y suuuuuuper listo. En serio, tratar con un niño tan listo acabará siendo un "problema" para sus padres, yo encantada, pero en algunos momentos no podía creer que sólo tiene cuatro años.

El natalicio de Marcos lo hice cuando él ya tenía unos tres añitos, de modo que preguntar peso y estatura de nacimiento con esa edad me pareció un poco fuera de lugar, y sólo puse la fecha en formato largo. Curiosamente a Marcos le encantó su cuadrito, y mi prima se emocionó (o eso creo yo) y me dijo que era muuuuy bonito. Y lo colgaron enseguida en el cuarto de Marcos quitando un cuadro anterior.



Mi madre siempre comentaba de mi prima y de su hermano que eran muy agradecidos con los regalos. Tenía toda la razón. Y su hijo ha heredado esa virtud.

PD. A Marcos le compramos también una serpiente mágica (la comercializa Rubik's) y le encantó porque pudo hacer enseguida la Z del zorro :D Es la segunda vez que regalamos esto a un niño de 4-5 años, y ha sido todo un éxito las dos veces. Es curioso como en plena era digital los niños siguen siendo niños y disfrutan hoy en día del mismo juguete con el que mi marido se pasó horas y horas entretenido hace 30 años.

martes, 22 de septiembre de 2009

NYC - gluten free

¿Se puede comer bien en NYC? ¿Es caro? Ambas preguntas se responden con un sí.
¿Se puede comer seguro siendo celíaco? También. Sólo necesitas decir "gluten free" para que comprendan que eres celíaco. Y como en Italia, tooodo el mundo sabe qué significa (¿cuándo evolucionaremos en España?).

Aprovechando que estoy mejorando mi nivel de inglés, fui a NYC sin el típico texto traducido que explica que soy celíaca (no fue a propósito, es que mi memoria me jugó una mala pasada). El caso es que no tenía ayuda escrita y en todas partes tenía que preguntar. Las ventajas: los neoyorquinos son gente muy abierta que enseguida te entienden, aunque tu acento sea pésimo, y aparte de esto muchos camareros son hispanos.

Así que fue relativamente fácil comer sin gluten en NYC. Para empezar, el desayuno era en el propio hotel. Siempre había plátanos (estos volaban, todo el mundo los comía) y tostaba mi pan en los tostadores. También añadía un zumo y un café (nefasto) con leche y a patear la ciudad.

Para comer, siempre buscábamos sitios que o bien llevábamos apuntados o que tuviesen grill, que es sinónimo de a la plancha.

Recuerdo que uno de los primeros días se nos hizo tarde para ir a comer, y nos vimos desesperados buscando un sitio a las 15h. Y encontramos un bistro italiano (allí bistro indica un restaurante elegante o con pretensiones de serlo) donde vi que tenían carne a la brasa y ensaladas. Era la mejor opción de la zona. Pero es que además tuvimos de camarera a una amabilísima chica ecuatoriana, por lo que la barrera idiomática desapareció, a la que al comentarle que era celíaca me dijo que tenían pasta sin gluten que podían hervir aparte, sólo tenía que decirle qué salsa quería y ella preguntaría si era segura. Menudos macarrones a la carbonara comí, ¡deliciosos!


También recuerdo otra noche que cenamos en el cafe un deux trois, donde comí un salmón a la plancha tan delicioso que creo que es la comida que más disfruté en todo el viaje. Y como lo acompañé con una buena caipirinha... todavía más bueno :P Además el restaurante es encantador, si accedéis a su página web (paciencia que tarda en cargar) lo podréis apreciar.

Otra opción muy recomendable es la pequeña cadena de restaurantes Rice, donde tienen carta especial sin gluten. Los platos son los mismos que los de la carta normal, pero sabes sin lugar a dudas qué puedes comer cuando lees esa carta. Pedí una sopa de maíz fría (muy buena) y una arepa con queso blanco (ésta no fue muy de mi agrado). Pero el sitio sin duda alguna es un diez para un celíaco.


También es una buena opción comer al mediodía en las cafeterías de los museos. En ellos tienen ensaladas de pollo o salmón, que incluyen una pechuga de pollo o una gran rodaja de salmón fresco hechos a la brasa. Y además tienen fruta de postre, ya sea entera o cortada. Comí dos días en museos, en el de Historia Natural y en el Metropolitan, este último muy recomendable.

Pero lo que más me sacó de apuros fue Chipotle, cadena de restaurantes mexicanos muy extendida en NYC. Los tacos rígidos son 100% de maíz (no las tortillas, ojo, sólo los tacos rígidos) y si se lo pides, el camarero que te sirve la comida se cambiará los guantes antes de servirte la comida. El taco lo sirven a tu gusto: yo pedía carne asada, arroz, maíz, frijoles, tomate y un poco de lechuga al final. Nada de salsas, tampoco les hacían falta. Con esos tres tacos cenaba sobradamente, y como hay muchos Chipotle por NYC era una de las opciones más socorridas además de barata. Teníamos uno muy cerca del hotel (a tan sólo una calle) y recuerdo que la noche que subimos al Empire State Building también cenamos en uno que hay justo en los bajos del edificio.

Dos cosas importantes sobre los Chipotle. La primera, cuidado con los frijoles, en algunos restaurantes son tan picantes que te anestesian la boca, literalmente anestesiada. La segunda aplica a todos los restaurantes: lo normal es que cierren a las 22h o las 23h como MUY tarde. Era habitual ver gente buscando restaurante para cenar pasadas las 22h, obviamente a esas horas todos éramos españoles. Los horarios son diferentes fuera de nuestras fronteras, y tenemos que cambiar nuestras costumbres (si es que queremos cenar, claro está).

El último día descubrimos un café en el que también comimos genial. Se trataba de un self-service donde había mucha variedad de carnes a la plancha, ensaladas, verduras al vapor, arroces,... Lo descubrimos el último día y fue una pena porque es una muy buena opción para comer bien, seguro y por poco dinero.

Y para los presupuestos más justos, está la opción de buscar un super 24 horas (normalmente regentados por paquistanís) donde pudimos comprar cena ligera, en plan ensalada de frutas ya cortada y yogures sin gluten. Y es que no siempre apetece salir fuera a cenar.

Si no eres celíaco, puedes comer de forma muy barata en los mil puestos callejeros que hay por todo Manhattan. En todas las esquinas hay uno o dos de estos puestos donde sirven burritos, carne asada al estilo oriental,... y la ciudad huele al humo que emiten estos puestos. Mucha gente compra en estos puestos, tanto turistas como neoyorquinos. Por supuesto no tenía garantías de que fuese sin gluten, así que ni me planteé probarla.

En resumen, NYC es muy recomendable, y si eres celíaco hay muchas opciones para comer seguro. Así que ¡adelante!

lunes, 14 de septiembre de 2009

Mi cumpleaños

Ayer fue mi cumpleaños.

Este año mis regalos vinieron desde NYC: un MacBook Pro 17'' y un iPod nano de color naranja. Sí, he debido ser muy buena este año :P

Pero además he elegido cómo pasar el día, y para ello he hecho madrugar a mi marido en domingo para visitar las fuentes del nacimiento del río Llobregat, en la provincia de Girona. Vivimos muy cerca del delta del Llobregat, y tenía pendiente ir a ver el nacimiento de este río de Catalunya que llega a su delta muy castigado por la contaminación.


Las fuentes no tenían mucha agua, pero aún así se veían muy bonitas. Recomiendan ir en primavera, cuando el deshielo hace que las fuentes lleven mucha más agua.

Y algunos detalles del camino...

Sobre las fuentes del Llobregat está el pueblo de Castellar de n'Hug. Para llegar a este pueblo sólo hay una carretera estrecha llena de curvas, y creo que esto ha hecho que el pueblo conserve su carácter rural. Todas sus casas están hechas de piedra, y aunque casi todos los comercios están orientados al turismo, el pueblo conserva su aire de pueblecito de montaña.



Me encantan las contraventanas de madera


Realmente todo el pueblo está construido en piedra...



En esta tienda hemos comprado un tarro de mermelada de melón...

... que no sé si daría para untar este mega croissant que vendían
(y había varios de ellos)
Y para rematar, comimos un "arròs amb conill i ceps" (arroz con conejo y hongos) boníssim!

Hoy tengo agujetas detrás de las rodillas, y sólo ahí. Nunca pensé que ahí pudiese tener agujetas.


miércoles, 9 de septiembre de 2009

NYC - Brooklyn Bridge

El último día del viaje madrugamos muuucho, tanto que a las 8 de la mañana ya estábamos en Brooklyn Bridge.


No tengo palabras.






Sólo diré que no hay que perderse el recorrerlo a pie.

No sé cómo será con otra luz, pero a primera hora de la mañana es espectacular.

lunes, 7 de septiembre de 2009

NYC - Liberty Island

El cuarto día en la ciudad amaneció gris. Así que decidimos hacer el crucero de la Circle Line, ya que son cruceros cubiertos y no pasa nada si llueve. Nos fuimos a los muelles de la calle 42 con nuestro City Pass en la mano, de donde salen los cruceros. Como fuimos sin consultar horarios, cuando llegamos comprobamos que nuestro barco hacía una hora que había salido. Esperar al siguiente barco era demasiado tiempo muerto y por la zona no había nada para ver, así que decidimos volver a Times Square para tomar un autobús hacia el DownTown y aprovechar el día para visitar la estatua de la libertad.

Los ferrys hacia Liberty Island salen desde Battery Park, el extremo sur de la isla.


Estas esculturas metálicas enBattery Park me gustaron muchísimo. He descubierto que me atrae mucho la escultura, sobretodo si es algo nuevo y diferente. Estas simulaban estar hechas con piezas de puzzle, y además toda su superficie es ondulada. No pude resistir tocarlas :D



Y desde Battery Park se divisa a lo lejos nuestro destino: Liberty Island. (Por cierto, aquí el City Pass nos ahorró una cola de un par de horas como mínimo).


La estatua de la libertad se hizo muy famosa por ser lo primero que veían los inmigrantes que llegaban a la ciudad, ya que las oficinas de aduanas e inmigración estaban en la vecina Ellis Island. Así que la estatua se convirtió en un icono de la hospitalidad de la ciudad, y por extensión, de todo el país, pues los deportados eran un número muy pequeño de los que solicitaban entrar.

Liberty Island es una isla pequeña que sólo tiene la estatua en su centro (colocada en un pedestal enorme), un parque que rodea la estatua y un restaurante donde se come bastante mal. Si además es un día gris que se transforma en gris plomizo con amenaza de tormenta, comer en la terraza es tooooda una odisea... Pero allí estábamos, disfrutando de todo lo cerca que puedes tener a ese icono mundialmente conocido.




La estatua es verde porque es de cobre, y este metal en contacto con el oxígeno acaba tomando ese color. La estatua tardó alrededor de 30 años en volverse completamente verde.

Liberty Island, además de mostrarte de cerca la estatua, te ofrece unas increíbles vistas de los rascacielos de Manhattan.



Y puedo decir que (casi) nunca voy a un viaje sin paraguas y chubasqueros. Éste fue la excepción, y es la primera vez que nos han hecho falta de verdad. ¡Menuda tromba de agua! Lo peor cayó cuando estábamos esperando el ferry de vuelta bajo techo, pero los de delante nuestro (que no habían cabido en el ferry anterior) se pusieron calados de verdad. En serio, literalmente era como estar debajo de una ducha, y así estuvieron unos 10 minutos totalmente parados. ¡Pobres! Al subir al ferry nos mojamos bastante, pero como nos dijo un chico que nos apremiaba para subir al ferry, "señores es sólo agua, no les va a pasar nada, no es tóxico".

El ferry hacía una segunda parada en Ellis Island, que es patrimonio de la humanidad. Nos habría gustado ir, pero aunque ya no llovía como antes, nosotros íbamos destemplados y mojados, y no llevábamos ni una triste chaqueta. Y es que algo hay que dejarse sin ver para poder volver...

Nada más llegar a Manhattan, cogimos autobús y directos al hotel, sólo faltaba pillar un resfriado. Así que tampoco vimos Wall Street, otra razón para volver.



Y cómo no, Murphy siempre ataca. Al día siguiente, otro día gris plomizo en el que fuimos al Metropolitan Museum, compré un paraguas plegable por 1,25$. Y por supuesto, ya no hizo falta en el resto del viaje, ni siquiera llegué a abrirlo. Ley de Murphy. Estoy segura de que si no lo hubiese comprado, me habría hecho falta. :D

martes, 1 de septiembre de 2009

NYC - Paseando por el Soho

Nuestro tercer día, martes, amaneció soleado y caluroso, pero menos bochornoso. Así que tras dos días completos metidos en museos, decidimos que era hora de callejear por fin por la ciudad. Decidimos a alejarnos de "nuestro" barrio (el MidTown), que ya conocíamos de pasearlo por la tarde/noche, e investigar los barrios del DownTown.
Aquí muestro el que más me impactó: el Soho.




Los contrastes del Soho son impresionantes. Hay muy pocos edificios modernos, pero cuando los hay, se hacen notar como éste.


Cerca de este moderno edificio estuvimos en la tienda más friky que puede existir en el mundo, una tiendecita de videojuegos ubicada en un edificio viejísimo, que tenía auténticas reliquias de todas las máquinas de videojuegos habidas. Estoy segura de que cualquier videojuego que haya existido, está allí. Era como entrar en un anticuario de esos que han quedado viejos y están abarrotados, pero éste era un anticuario tecnológico.


Los edificios totalmente metálicos (como el de la foto de la derecha) abundan en el Soho, y se construyeron en un origen para albergar almacenes, pero no tuvieron éxito como tales. En la década de los 60 fueron utilizados por artistas, que los rehabilitaron y convirtieron en lofts y estudios. Ahora son lofts caros y el Soho está lleno de galerías de arte, tiendas de diseño (espectaculares) y algunas marcas como Tous. En cierto modo me recordó al barrio del Born de Barcelona, supongo que hice la conexión porque en Barcelona Tous fue de las primeras firmas caras que decidió instalarse en el Born.


En esta parte de la ciudad es mucho más habitual ver las fachadas con las escaleras de incendios instaladas en la propia fachada, como se muestra en estas dos fotos de dos casas adyacentes.

Esta escultura, vista por delante y por detrás, estaba a la puerta de un edificio de oficinas del Soho, en una calle llena de tiendas de diseño. Y además me recordó a mi propio vestido de boda.
En la foto de la derecha se aprecia lo bonitas que son las fachadas de esta zona de NYC.

Y más fachadas del Soho con escaleras exteriores. Me encanta la calle empedrada.

Y esta foto que parece sacada de una típica serie policíaca... o de Sex and the city.


El Soho enamora. Si pudiese vivir en NYC, seguramente elegiría Greenwich Village o el Soho (suponiendo que pudiese permitírmelo, claro está). Total, soñar es gratis :D