viernes, 19 de diciembre de 2008

Ay las llaves...

Aquí estoy esperando mis vacaciones y recién terminada la tarea de enviar 30 postales navideñas escritas a mano. Porque soy informática de profesión y de vocación (aunque esta última cuesta de mantener en ciertas épocas) pero me encanta la escritura a mano, aunque mi mano derecha piense lo contrario en este momento.

Ayer tuve una de esas casualidades que siempre cuento en mi blog. Y es que si algo raro me pasa, siento la necesidad de contarlo :D

Ayer salí del trabajo a las 19:15, temprano para lo que ha sido la semana (de ahí lo de la pérdida de vocación). Antes de salir intenté ir al lavabo de la oficina pero estaba ocupado, y pensé "total, si en quince minutos estás en casa", así que cogí el coche rumbo a casa. Aparqué en el parking y me fui a casa, y en el portal me pongo a rebuscar por ese pozo sin fondo que es todo bolso de mujer, y en el tema bolso sin fondo yo soy muy mujer. Busqué, rebusqué, dejé bolsas en el suelo, vacié literalmente mi bolso sobre la acera y efectivamente, mis llaves NO estaban allí. Os aseguro que es la primera vez que olvido mis llaves.

Tiro de móvil y llamo a mi chico, le explico la situación y me dice "salgo en dos minutos, pero me han dado el lote y si vinieses a buscarme sería perfecto".

Bueno, ¿había alguna opción mejor? ¿Esperar en el portal? ¿Buscar un bar y estarme sola una hora? Pues nada, coche y carretera, que para algo uno de los dos recibe lote y hace ilusión llevarlo a casa, porque yo NUNCA he tenido lote de Navidad :'( Pillé justo el día en que la ronda de Barcelona estaba atascada, y un trayecto de 20 minutos se convirtió en uno de hora y cuarto. No comment.

Mi chico bajó con el lote, lo metió en el maletero y nuevamente carretera hasta casa, esta vez ya sin atascos (menos mal). Nuevo aparcamiento en el parking, nuevo camino hacia casa y en el portal mi chico abre su maletín y busca sus llaves... ejem... las sigue buscando... bueno... esto parece mi bolso... y entonces me dice "¡ay que nos vamos a reír!".

Y ahí, en ese momento, dos horas después de haber salido de mi trabajo con ganas de ir a un baño que todavía no había encontrado... ¡ahí pillé el señor cabreo! ¿Como puede ser que no compruebe si lleva sus llaves si le he llamado dos horas antes diciendo que yo no tengo las mías? ¿Se da cuenta en el mismo portal?

En cuanto me calmé (y tardé, menuda es una cuando se gira) le dije que a partir de ahora ya tiene mote: el T R A N Q U I L O. De hecho un tío suyo fue torero en su juventud y le llamaban Juan el Tranquilo por su estilo toreando, ¿adivináis a quién ha salido mi chico?

Y como ABSOLUTAMENTE NADIE tiene copia de las llaves de nuestra casa... pues cerrajero al canto, y menos mal que llegó en media hora, porque en principio nos dijeron que podían tardar hasta tres horas. Dentro de la casa nos esperaban nuestros juegos de llaves, flamantemente guardados en sus llaveros de piel. Ya es casualidad dejarnos los dos las llaves el mismo día.

Salí a las 19:15h del trabajo y entré en casa a las 22:15. ¿Os imagináis qué fue lo primero que visité? :D