miércoles, 24 de septiembre de 2008

Toscana - III

Siena, una joya medieval.

¡Cuántos años llevaba esperando ir a verla! Hace muchos años vi un documental acerca de la Toscana, cuando no sabía ni lo que era. Hablaron de Florencia y Siena, y recuerdo que me dije "tienes que verlo en persona" especialmente por Siena, porque Florencia es una ciudad italiana conocida como Roma, Milán o Nápoles. Pero Siena no, y siempre me han atraído las ciudades más pequeñas.

Si Florencia es espectacular y majestuosa, Siena es acogedora y entrañable, y sobretodo sorprendente. Il Campo es su enorme plaza central en forma de semicírculo (diseñada inspirándose en el manto de la virgen, de quien son grandes devotos) e inclinada. Lo que me sorprendió fue ver a toda la gente estirada en el suelo, mucha gente tomando notas o escribiendo postales, disfrutando de algo que se intuye único. Es enorme, y aún estando con mucha gente daba sensación de amplitud y espacio. Su Palazzo recuerda al de Florencia, con un reloj enorme donde indica también el día (nos sorprendió mucho esto) y está llena de restaurantes y heladerías donde refrescarte, todos ellos con el toldo idéntico dando sensación de unidad.




Si Il Campo tiene un aire casi campestre, el duomo de Siena es el gran contraste. Desde Il Campo se accede al duomo por su espalda, y eso hace que llegar a su fachada principal sea como un shock. Es majestuosa, y su campanile a rayas horizontales blancas y verdes es sencillamente hermoso. El interior es de las cosas más sorprendentes que he visto en mi vida: me generó una sensación muy extraña, con sus columnas a rayas horizontales como el campanile, con un suelo de mármol increíble,... Es imposible pasar indiferente dentro de la catedral. En mi caso, coincidió con una bajada de tensión que me dejó grogui unos minutos. Maria dice que viví una experiencia romántica ante algo sublime (como el síndrome de Stendhal) pero una que es mucho más terrenal opina que en realidad fue un simple mareo.





La comida la hicimos en Il Gallo Nero, un restaurante céntrico cuyo interior tiene bóvedas de estilo gótico en ladrillo, para no perdérselo. Tienen una carta muy completa de platos sin gluten, en este punto ya no era sorpresa este hecho, un restaurante sin gluten recomendado suele tener carta propia sin gluten con platos de pasta. El restaurante merece la visita por lo curioso que es y la oferta, el único pero fue la lentitud, pero sin duda alguna repetiría.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Toscana - II

...o Florencia, la capital de la Toscana.

Grandiosa, apabullante, majestuosa, impresionante.


Comenzamos nuestro rumbo un tanto desorientados porque llegamos cerca de la hora de comer de los petisos (Xavi & Jana, de casi casi un añito entonces), y nos marcamos el objetivo de encontrar uno de los restaurantes sin-gluten seguros de la lista. Lo encontramos en una calle llena de tiendas antiguas de papel, de joyería y bisutería, de ropa y calzado artesanal, de decoración,... y lógicamente el camino al restaurante se alargó porque el sector femenino estaba pendiente de mirar todos y cada uno de los escaparates.

En el restaurante "Firenze Vecchia" nos atendieron unos camareros profesionales (de los que ya no se encuentran, personas que han ejercido esta profesión durante muchos años, ¡y cómo se nota!) y comí ensalada de setas y spaghetti con salsa de pommodori. Los postres fueron un tanto decepcionantes para todos pero el café estaba buenísimo.

Al salir Maria iba diciendo que no encontraba Florencia tan espectacular como pensaba. Y me iba diciendo esto cuando llegamos a la fachada trasera del duomo de Florencia. Nos quedamos atónitas al ver la enorme cúpula y la fachada trasera totalmente recubierta de mármol blanco y verde. Tras la primera impresión y tanda de fotos seguimos caminando para darle la vuelta a la catedral. Y la visión de la fachada lateral, con el campanile al lado... ¡¡¡Qué impresionante!!!

Y lo mejor: subir a la cúpula y ver Florencia desde lo más alto del duomo. ¡¡¡Aaahhh qué vistas!!! Merece la pena pagar los 6€ y subir los cuatrocientos y pico escalones (algunos de ellos de casi medio metro de altura) para ver Florencia desde lo alto. Al ir con los petisos y no haber ascensor tuvimos que turnarnos para subir, primero las chicas, después los chicos. Esto alargó mucho la visita, pero lo aprovechamos para tomar helados y café justo enfrente del duomo, todo un lujo por las vistas y por el precio :P



Acabamos la tarde en la Piazza della Signoria dominada por el impresionante Palazzo Vecchio (cuánto gana este edificio en vivo) y haciendo volar a los petisos con el consiguiente dolor de brazos por mi parte. Un rápido paseo por la Galeria degli Ufizzi y el Ponte Vecchio puso el punto final a la jornada turística, y la cena en "La Grotta Guelfa" con un vino blanco Sauvignon fue la guinda del pastel.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Toscana - I

... o cómo acabar con el mito de Italia = pizza & pasta ...

Comienzo una serie de posts acerca de mis vacaciones en la Toscana, una zona preciosa de Italia. Hace unos meses conocí a dos chicas de Córcega que no podían entender como no había ido nunca a Italia con lo cerca que está. Es verdad, ¡cómo no había ido todavía! Es preciosa. Tiene tanto para contar que lo haré en fascículos, aprovechando que es la temporada de comenzar coleccionables :D
Una de las cosas que siempre me había echado atrás de Italia es que es el paraíso de la pizza y la pasta, la pesadilla (junto con las hamburguesas) para un celíaco adolescente. No me apetecía ir a un país donde el tópico es que sólo comen pizza y pasta, ya lo sufrí en mis tiempos mozos. Pero una vez allí te das cuenta que es tan tópico como que todos los españoles vamos vestidos de sevillanas y de toreros mientras damos capotazos a toros.



Para comer en cualquier sitio sólo tienes que saber decir esta frase: "Io sonno celiaco/a" (pronunciado chelíaca). Da igual donde vayas, TODOS saben qué es la celiaquía y te dicen qué puedes comer sin darles más explicaciones. Por supuesto evité comer helados (sics) y ciertos productos de riesgo en los que es difícil garantizar la ausencia total de gluten. Pero en los restaurantes, esas tres palabras te abren un buen número de platos. (Comprobé que decir "senza glutine" no es tan efectivo).

Los productos sin gluten se pueden encontrar en los supermercados, casi todos tienen algún pan y galletas sin gluten, al estilo de los Eroski-Caprabo en España. Los productos sin gluten se venden en las farmacias, pero ojo, es un mito lo de que hay en todas las farmacias. Me costó bastante encontrar farmacias con productos sin gluten, y la variedad era bastante escasa: pan, macarrones y galletas, y sólo una referencia de cada una. Un poco decepcionante en este sentido.

Yo llevaba una tarjeta explicando en italiano qué es la celiaquía (absolutamente inútil, todos saben qué es) y una lista de los restaurantes de la zona que cocinan sin gluten (conseguida gracias a la Associazione Italiana Celiachia). Entre ellos había pizzerías y sitios especializados en pasta. He procurado ir a restaurantes de esa lista, donde me han servido pizza y pasta sin gluten sin ningún problema y a un precio muy razonable.

La mayor sorpresa gastronómica ocurrió la última noche, en un pueblo encantador llamado Cortona, donde fuimos a un restaurante que no aparecía en mi lista. Dije la frase mágica y pregunté qué podía comer de forma segura (refiriéndome a carnes a la brasa, ensaladas, pescados, ...) y el camarero me dijo que podía seleccionar cualquier plato de pasta y que me lo harían con macarrones sin gluten. No me lo esperaba, me quedé asombrada y el pobre camarero pensaba que no le había entendido :D ¡Qué sorpresa! Pedí una salsa "al fumo" (ahumada) y el plato estaba DELICIOSO.

¿Me pasará esto algún día en España?